La guerra del petróleo
Noticias contradictorias sacuden el mercado del combustible. Si bien el precio del petróleo llegó a descender un 55 %, no ha sucedido lo mismo con el precio del combustible. El gasóleo bajó de precio tan solo un 20%, mientras que la gasolina lo hizo un 20 %.
Tres son los principales factores que han propiciado esta bajada del precio del crudo. El primero de ellos es que la agencia internacional de la energía AIE redujo su estimación acerca de la demanda mundial de crudo. El consumo de petróleo, por el contrario, aumentará en torno a los 900.000 barriles diarios.
El segundo punto a tener en cuenta para entender esta subida es el despegue del fracking en Estados Unidos. Se calcula que, en 2015, EEUU se convertirá en el primer productor mundial gracias a este polémico procedimiento para la extracción de crudo y gas. Es la primera vez desde 1979 que la superpotencia mundial exporta crudo. El último de los factores a tener en cuenta es la OPEP, la Organización de Países Exportadores de Petróleo, que decidió mantener en 30 millones de barriles al día la producción, lo que al no suponer una rebaja en la oferta, no solo no eleva el precio, sino que lo abarata considerablemente. Muchos economistas y expertos en geopolítica hablan de maniobras por parte de los países del Medio Oriente, para boicotear la emergente industria americana del fracking.
Esta estrategia para desestabilizar a los productores emergentes estaría basada en los mayores costes de producción que el fracking conlleva. Este nuevo método de extracción precisa de tecnología puntera, toneladas de arena y agua, componentes químicos, explosivos, excavadoras especiales, etc. Todo ello supone un precio por barril muy superior al que ofrecen los yacimientos tradicionales en Arabia Saudí, principal productor mundial. Con un precio por barril inferior a 70 dólares, el fracking se convierte en una industria deficitaria, es decir, el coste de producción superaría el precio de venta.
Por si esto no fuese suficiente, algunos expertos apuntan a movimientos estratégicos en geopolítica, que ayudarían a desestabilizar los países de Rusia y Venezuela. La guerra en Ucrania y las tensiones en Sudamérica enfrentarían a estas dos economías –con alta dependencia de la industria petrolera- con el todopoderoso imperio estadounidense. Si bien puede parecer una delirante teoría conspirativa, lo cierto es que ambas economías han sufrido gravísimas consecuencias. Rusia, que partía con unas perspectivas de crecimiento para el próximo año, se enfrenta ahora a la recesión. Por su parte, Venezuela sufre un proceso de hiperinflación que está haciendo difícil el acceso a productos de primera necesidad.
¿Por qué el precio del petróleo desciende en mayor medida que la gasolina? Los consumidores deben saber que el precio del carburante, es decir, el petróleo ya refinado en forma de gasóleo o gasolina, cotiza en mercados distintos al del crudo, sometido a una fuerte especulación financiera. Además, el valor de mercado del carburante final incluye detalles como el salario del personal, la estación de servicio, los costes de distribución o los impuestos. Detrás de esta pregunta hay dos respuestas posibles, dos versiones diferentes que ofrecen el gobierno, por un lado, y las petroleras, por otro. Ambas se acusan mutuamente de la diferencia. El gobierno, por una parte, ha amonestado a las petroleras por no trasladar el descenso del precio de los combustibles a los consumidores. A través de la CNMC -Comisión Nacional de los Mercado y la Competencia-, los márgenes de beneficio que obtienen los distribuidores aumentaron un +5.1 % para la gasolina y un +3.4 % para el gasóleo.
Por su parte, las petroleras advierten que el factor que más encarece el precio de la gasolina no es otro que los impuestos, que suponen un 50 por ciento del precio final de los carburantes.