Si en anteriores entradas del blog de Global Estaciones de Servicio explicábamos cómo son las nuevas fotolineras, esta semana les toca el turno a las nuevas gasolineras de hidrógeno. Como se sabe, los motores de hidrógeno poseen diferentes ventajas comparativas con respecto a soluciones renovables como el motor eléctrico. Una de ellas es la limpieza y gran disponibilidad en la obtención de hidrógeno, que puede sintetizarse a partir de simple agua. En la entrada de hoy os explicamos cómo funciona.
El ansiado motor de hidrógeno
Como se venía preconizando ya en los años ochenta, los motores de hidrógeno eran casi una realidad que se acercaba cada día más a nuestra vida cotidiana. A pesar de que en los últimos años parece que la competición por suplir al tradicional motor a base de combustibles fósiles está siendo ganada por el motor eléctrico, hay multitud de expertos que creen que el motor de hidrógeno aún no ha dicho la última palabra, y que se implantará su uso en vehículos como ómnibus o vehículos militares en los próximos años. No en vano, en 2015 fueron tres los fabricantes que expresaron su interés en producir modelos basados en esta tecnología.
Hidrolineras
Además, según parece, California –a la vanguardia en motores basados en energías renovables- ya dispone de una red de hasta 9 gasolineras de este tipo, y se prevé que en los próximos años se abran hasta 28.
Pero Europa no se queda atrás y esta misma semana Londres ha visto cómo abría sus puertas la primera estación de servicio de hidrógeno autoabastecida de Reino Unido.
Esta increíble hidrolinera obtiene el combustible directamente del sistema de agua corriente de la ciudad, es decir, directamente del agua del grifo. Por si fuera poco, para el proceso de electrólisis mediante el que se obtiene el hidrógeno, la estación de servicio emplea también energías renovables, gracias a un molino eólico. El resultado es que con sólo cinco litros de este combustible, un motor actual es capaz de desarrollar una autonomía de 450 kilómetros.
Otro dato interesante es la apuesta de muchas ciudades por el transporte público impulsado por hidrógeno, como Londres y Madrid que han experimentado con este tipo de combustible.
El caso japonés
Y es que la apuesta más fuerte en este sentido viene de Japón, que prevé realizar un cambio de paradigma energético antes de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. El objetivo de la propuesta ‘sociedad del hidrógeno’ es impulsar un cambio en todos los vehículos del país, incluyendo además los hogares. La apuesta es muy fuerte, pero el país cuenta con el peso de la catástrofe nuclear de Fukushima a sus espaldas y la sociedad parece más receptiva y dispuesta que nunca a un giro hacia las energías limpias.
Por su parte, los diferentes fabricantes de vehículos nipones ya han tomado posiciones en el mercado del hidrógeno y son, hoy por hoy, la vanguardia mundial del sector: Honda y Toyota.
Motor eléctrico: pila de hidrógeno
Pero hay un detalle que a menudo se olvida en esta historia y es el hecho de que el hidrógeno no propulsa directamente el vehículo, sino que es la electricidad la que produce el movimiento. ¿Cómo funciona? El hidrógeno, en combinación con el oxígeno crea una diferencia de tensión que genera una corriente eléctrica. Es esa electricidad la que propulsa el motor del vehículo.
A pesar de que mucho consideran al hidrógeno y la electricidad como competidores en la búsqueda de una fuente energética limpia, en realidad ambos elementos se combinan en simbiosis, mejorando las prestaciones de ambos por separado.